Se repite la falacia de que todos los políticos son iguales. Alimenta esa reiteración la extrema derecha, consciente de que su inoculación en la calle les dará unos cuantos votos. Disfruta (y suele ganar) el fascismo retozando en el lodo dialéctico al que nunca debiera descender la política.
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¿Lo escuchan? Es el silencio de los demás mientras Abascal suelta barbaridades
Quedan dos días para esa repetición electoral que nadie decía querer (quizás sólo Iván Redondo en círculos íntimos). Aquí estamos, tras el fracaso negociador de la ¿izquierda?, con una extrema derecha desprendida por completo de careta. Sin ambages. Vomitando barbaridades sin el más mínimo atisbo de duda.
Con la bandera no fue suficiente
La bandera no fue capaz de aplacar la “emergencia social”. La fuerza de la rojigualda no llegó para salvar España. No. Hacen falta algo más que alharacas patrióticas y altisonantes cabezazos de hombría. Se requieren otras estrategias para convencer a una sociedad que algunos dieron por demasiado tonta.
¡Que vienen los populistas!
Hace ya tiempo que los dirigentes del PP, también de Ciudadanos, y en menor medida los del PSOE, nos vienen avisando del peligro del populismo. ¡Cuidado con el populismo! ¡Ojo con los populistas! ¡Los populistas son radicales peligrosos! Frases, poco menos que mantras para la derecha, que se repiten a diario. Comenzaron a sonar después de la aparición de Podemos: cuando se dieron cuenta de que algunos de los que llenaban las plazas les habían hecho caso montando un partido político que amenazaba su cómoda perpetuación en el poder.
Cáceres te recibe con los brazos abiertos
Si fuera una persona sería de las que siempre están dispuestas a dar un abrazo o un consejo. Buena gente. Presta para escucharnos y transmitir calma; quietud. Es eso lo que se siente al pasear por las calles de esta preciosa ciudad extremeña: sosiego, reposo. Vecina de Portugal, al oeste de España se halla Cáceres. Una localidad de casi 100.000 habitantes que, sin duda, no ostenta la fama que amerita por su belleza. Pero así está bien. Es parte de su encanto.