Quedan dos días para esa repetición electoral que nadie decía querer (quizás sólo Iván Redondo en círculos íntimos). Aquí estamos, tras el fracaso negociador de la ¿izquierda?, con una extrema derecha desprendida por completo de careta. Sin ambages. Vomitando barbaridades sin el más mínimo atisbo de duda.
Esta vez Vox sí estuvo en el debate. En esta ocasión no hubo silencio que escuchar en los estertores de la contienda, aunque sí minutos de oro cargados de cursilería. También se repitió el mercadillo en el atril de Rivera. Se vieron pocas miradas a los ojos y se escucharon demasiadas mentiras. Pero, sobre todo, asistimos a un discurso abiertamente racista, machista y xenófobo. Un alegato fascista, en 2019, en la televisión pública y en prime time.
Abascal, cargado de odio, soltó todo lo que le vino en gana mientras el resto callaba. Solo Iglesias se puso cara a cara –aunque menos de lo esperado–. Sánchez, más preocupado por encontrar el favor de la derecha en forma de futura abstención, prefirió no entrar en confrontaciones directas. ¿El resto? Si alguien espera que PP y Ciudadanos rebatan el discurso de la extrema derecha es que no los conocen lo suficiente.
El líder de ese partido que odia a los inmigrantes y niega la violencia machista trufó su soflama de falacias. Mentiras irresponsables y peligrosas, propias de pirómanos, como las que ponen en la diana a los inmigrantes culpándoles de la inseguridad o de los casos de agresiones sexuales. Las falsedades de Vox tienen consecuencias.

Santiago Abascal en un mitín de Vox (Contando Estrelas – https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Acto_de_Vox_en_Vistalegre_(44248343685).jpg)
Una sociedad enferma
Dicen las encuestas (ojalá se confundan), que estos tipos que se ríen de los asesinados por el franquismo, que abogan por la ilegalización de partidos y por las detenciones preventivas (añoran la dictadura) van a pegar un subidón espectacular tras los comicios del 10N.
Y si esto sucede, no se puede sacar otra conclusión que no sea la de que vivimos en una sociedad enferma, en la que se premia a quien critica la exhumación de un dictador, asesino y genocida enterrado con honores. Una sociedad que loa a los que defienden la expulsión de los inmigrantes o proponen poner un muro al más puro estilo de su admirado Trump.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Mucho tiene que ver la educación recibida, de lo contrario no se entendería el éxito de la extrema derecha entre los jóvenes de 18 a 25 años. Catalunya y la plana, absurda, facilona y peligrosa política de banderas también ha coadyuvado.
De su parte han puesto varios medios de comunicación que se han limitado a hacer de altavoz de estos miserables sin, siquiera, insinuar que estaban mintiendo (lo profesional sería demostrar la falsedad, pero eso ya es mucho pedir en algunos casos). Y no le quitemos su pedacito de responsabilidad a ciertos programas (de entretenimiento) que aprietan más las clavijas a Pedro Sánchez o Pablo Iglesias que a Santiago Abascal y su discurso aterrador.
Se ha blanqueado el fascismo. En la televisión, en los periódicos, en las calles. Se ha calificado de constitucionalistas a tipejos y tipejas que, en Barcelona (y en Zaragoza), blandían banderas con el aguilucho y amenazaban de muerte. Y, en el caso de Catalunya, no trato de minimizar (ni mucho menos) las escenas de violencia provocadas por radicales independentistas, que son absoluta y completamente condenables (también alguna actuación policial que todos hemos visto). Pero los otros, los del brazo en alto, tampoco son los buenos.
España se la vuelve a jugar el próximo domingo. No será fácil repetir la movilización del 28A. El cansancio, la desmotivación y la (lógica) desafección de la política es un arma cargada que le puede ser muy útil a la derecha. El peligro amerita un esfuerzo. Acordaos: la manifestación no es el lunes, es este domingo.
9/11/19 at 13:00
HOla Ocar, Como va esa vida? Deseo que bien.
Leí tu artículo, muy bueno,preclaro y, como siempre, muy bien escrito.
Si este pais sigue así, no tardaremos en tener otra dictadura fascista «politicamente correcta»,…….y sin armas racionales y eficientes para oponernos.
Para equilibrar la balanza y que no pese demasiado el platillo de la derecha, pondré mi voto en el de la extrema izquierda.
Por Salamanca todo igual
Abrazo
José A.
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14/11/19 at 19:42
Hola, muy bueno Oscar. Que terrible lo que esta pasando en el mundo. Este chulo de aqui esta envalentonando a todos los demas.
7/01/20 at 19:56
[…] tienen la piel tan fina sus señorías para pedir a Vox que condenen una violencia aún más atroz, como fue la franquista. No les importa, a la hora de pactar con ellos, que en el seno de la formación de extrema derecha […]
19/04/20 at 20:24
[…] eso no justifica (ni muchísimo menos) que PP, Vox y, en general, toda la derecha política y mediática, carguen a Pedro Sánchez con miles de […]
8/11/20 at 11:15
[…] repite la falacia de que todos los políticos son iguales. Alimenta esa reiteración la extrema derecha, consciente de que su inoculación en la calle les dará unos cuantos votos. Disfruta (y suele […]