Ladran, Sancho, señal de que cabalgamos

Rabian. Mucho. Insultan, patalean, descalifican. Mienten. Algo va bien. España ya tiene presidente, y no es en funciones. No se rompió la disciplina de voto en el PSOE. Tampoco sucumbió Guitarte a las presiones. Votaron lo acordado y Pedro Sánchez continuará siendo el máximo dirigente del Gobierno de España, gracias, esta vez sí, a las urnas, aunque haya quien siga sin aceptarlo. Son los mismos que consideran que Guaidó es el legítimo presidente venezolano. Cuestión de perspectiva (o de democracia).

Con la segunda votación se termina un Debate de Investidura que pasará a la historia por ser del que dimana el primer gobierno de coalición de la historia de este país. También por haber mostrado la cara más desagradable de muchas de sus señorías.

Echa a andar un Ejecutivo que ya ha anunciado que subirá el Salario Mínimo Interprofesional, que revalorizará las pensiones, que derogará parte de la reforma laboral, que eliminará el copago sanitario, que hará que la Religión deje de contar para la nota media o que tratará de hacer un poco de justicia (tarde) con las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura franquista.

España se rompe

Pero todo esto da igual. No importa. Son banalidades. Nimios movimientos ante lo verdaderamente importante. Sí, señores, señoras, porque lo principal es que España se rompe. Por Catalunya, por Euskadi o quizá por Teruel. Pero se rompe. Quebrada esta ya la nación por la felonía de sociatas y comunistas. Que Dios nos pille confesados.

La tendencia apocalíptica, junto con el insulto y la falacia, ha trufado los discursos que nos han regalado Casado, Abascal y Arrimadas. En una suerte de anticipo de lo que será la legislatura, han demostrado que usarán todas las armas a su alcance para hacer descarrilar el tren. Ya han puesto a sus sumisos adláteres a funcionar desde los medios de comunicación, la Justicia o la Junta Electoral Central. No han logrado tumbar la investidura, pero no cesarán en su empeño.

Y lo harán sin el más mínimo aprecio por la ética o la educación política. Seguirán, como llevan meses haciendo, perdiendo la memoria y manejando la mentira con inusitado descaro.

La poca memoria del PP

Sólo un precoz y preocupante extravío del recuerdo justifica que, sin atisbo de vergüenza, el PP arremeta contra Sánchez por pactar con un partido independentista. Ellos (los de Aznar) que un mes y medio después de que el “¡Pujol, enano, habla castellano!” resonará en Génova, pasaron a hablar catalán en la intimidad y a firmar el Pacto del Majestic. Fue la mayor cesión a Catalunya, e incluyó, por cierto, la transferencia de las competencias de tráfico a la Generalitat. Lo dijo hasta Arcadi Espada, poco sospechoso de indepe.

José María Aznar y Jordi Pujol (Ministerio de la Presidencia, Gobierno de España).

También se les ha olvidado cuando el mismo expresidente acordó con Miguel Sanz, entonces máximo mandatario de Navarra por Unión del Pueblo Navarro (UPN) –la marca del PP en esta comunidad–, la transferencia de las competencias de tráfico. Sí, sí, esas mismas que ahora transfiere el PSOE en lo que supone una deslealtad sinigual.

Pero si algo les molesta sobremanera es la creación de una mesa de diálogo. ¡Hablar! ¡En democracia! ¡Estamos locos! Vergonzante cesión para unos. Paso al frente de la política para otros. Los problemas políticos han de tratar de arreglarse desde la política. Para superar dificultades excepcionales bien esta articular medidas del mismo calado. ¿Acaso contemplaba la manida Constitución Española una mesa de negociación con ETA? Hasta Aznar dijo que la independencia vasca era legítima si no se imponía por la fuerza (maldita hemeroteca).

Bildu no es ETA

Hablando de ETA. Bueno, de Bildu. Porque resulta necesario recordar que ETA lleva 10 años sin matar, aunque siga siendo una buena bala política para algunos. El discurso de la diputada de Bildu Mertxe Aizpurua fue respondido con insultos muy graves desde los escaños de PP, Ciudadanos y Vox. Abascal abandonó su sitio. Suárez Illana (PP) optó por un maduro “pues ahora me enfado y no respiro”.

No se trata de lavar la cara a nadie (que, además, no lo merece) pero sí conviene contar la verdad. El germen de Bildu es la suma de dos formaciones que condenaron el terrorismo: Eusko Alkartasuna y Alternatiba (una escisión de IU). A ellos se sumaron independientes que, en algunos casos, no reniegan de esa violencia, y es algo absolutamente execrable, pero no empece para decir que Bildu es ETA. Les pedían que condenaran la violencia etarra y en la última sesión lo ha hecho Oskar Matute (esta vez con toda la bancada de Vox vacía).

No tienen la piel tan fina sus señorías para pedir a Vox que condenen una violencia aún más atroz, como fue la franquista. No les importa, a la hora de pactar con ellos, que en el seno de la formación de extrema derecha haya miembros que loan al genocida. Tampoco es de extrañar, habida cuenta de que su idolatrado y admirado fundador Manuel Fraga fue ministro del dictador.

Cargan con orgullo con ello sobre sus espaldas y se arrogan el derecho a repartir carnets de constitucionalistas. Arrimadas se lo quitó a Unidas Podemos. Casado hizo lo propio con el PSOE. Les preocupa mucho España, por eso promueven boicots a Teruel o Catalunya. Si tanto riesgo hay de fracturar la unidad nacional, ¿por qué no se abstiene Ciudadanos? ERC dejaría de ser clave. Tiene razón Pedro Sánchez: no les duele España, les duele no gobernarla.

Que sigan ladrando

Así comienza la andadura del primer gobierno en coalición de este país. Dicen que España se rompe, yo digo que bienvenida la mesa de diálogo, la subida del SMI y la derogación de la reforma laboral. Bienvenido también, porque se lo ganó a pulso, el mal rato de Sánchez escuchando, en boca de otros y otras, sus palabras de hace meses. Abjurar es lo que tiene.

Y bienvenida la alarma que no para de sonar entre los poderes fácticos. Ojalá salten sus resortes. Ojalá los levanten de sus poltronas. Ojalá sigan ladrando.