
Quizá no fue para tanto. O puede que el tiempo me haya hecho minimizarlo. No lo sé. Me apetece contarlo. No hay mayor pretensión. Sin más, no busco pena ni condescendencia. Soltarlo. Y si a alguien le sirve, le inspira o le anima, ya habrá servido de algo. Pero antes, creo que debo explicar por qué lo hago ahora. Por qué, 30 años después, decido describir cómo fui víctima de abusos sexuales.
Continuar leyendo