Se refieren algunos a César Pérez Gellida como “el Stieg Larsson español”. Yo voy a cambiar las tornas. Permitirme esa licencia. Si el escritor sueco, creador de la renombrada saga Millenium, siguiera vivo, sería “el César Pérez Gellida sueco”. Hace no mucho me deshacía en elogios hacia el malogrado autor escandinavo. Hoy lo hago ante el vallisoletano y su espectacular trilogía Versos, canciones y trocitos de carne.
Memento Mori
La primera entrega de este contundente trío, Memento Mori, llegó a mis manos de rebote. Encabezaba una pila de libros en casa de mi madre. Su portada, lo primero que llamó mi atención, me hizo asirlo. Me resultaba atractivo. Por su argumento: una novela negra ambientada en Valladolid; por su creador: un licenciado en Geografía e Historia, con máster en Dirección Comercial y Marketing, que había decidido dejarlo todo para irse a Madrid y dar rienda suelta a su pasión, la escritura. Incluso por proximidad geográfica: yo soy de Salamanca, mi novia también pucelana. Decidí llevármelo (no sin antes asegurarme de que podía hacerlo). Que eso de robar libros, aunque sea a una madre, está muy feo.
Poco después comencé a leerlo. Por alguna extraña razón ese libro despertaba en mí un interés especial. Ni siquiera sabía aún que eran sólo las primeras líneas de una prolija trilogía. Y colmó mis pretensiones. Mejor dicho, las superó con creces. Ramiro Sancho, Augusto Ledesma, Carapocha. Personajes cuidados y manejados con pulcritud por parte del autor, que saltaban del papel para embeberte en una historia que te atrapa desde el prólogo.
La adicción a esta imponente historia era ya una realidad, debía hacerme con la segunda entrega, Dies Irae. El propio escritor organizó una porra en Twitter cuyo premio era la trilogía. Había que acertar el resultado de un partido del pasado Mundial de Fútbol y yo tuve la fortuna de hacerlo. Pocos días después, los libros llegaron a mi casa.
Dies irae
Era complicado superar Memento mori. El listón estaba en una elevada cumbre y mis expectativas descansaban con él en las alturas. Pero Dies irae lo hace.
Nuevos y rotundos actores saltan a las tablas. Una historia rocambolesca. Caminos antagónicos que se unen con inusitada naturalidad y, como broche final, una vuelta de tuerca genial que aumenta, más si cabe, las ansias irrefrenables de comenzar con la tercera y última de las escenas literarias de Versos, canciones y trocitos de carne.
Consummatum est
Con la historia abierta al máximo, cientos de interrogantes por cerrar y un sinfín de elementos sombríos en el horizonte, se desencadena el desenlace. De nuevo el autor se supera. Coloca ese listón en un cenit difícil de alcanzar. Retorcidos giros argumentales. Zigzagueantes elipses de guion que dejan ojiplático a cualquiera.
Parecía difícil cerrar congruentemente tan serpenteante historia; pero Gellida lo consigue. Y con maestría. No hay pregunta sin respuesta, ni curva que no complete el círculo. Las líneas argumentales llegan a su fin y las puertas se cierran. Y sucede con lógica, sin rebuscadas estridencias. Todo es comprensible. El punto final finiquita una historia redonda. Sin cabos sueltos. Con una estudiada conclusión, Consummatum est aclara todas las dudas.
¿Y ahora qué?
Memento Mori, Dies Irae y Consumattum est no son sólo tres novelas negras de mayúscula calidad. Son libros de historia, de música. Son un poemario. Una guía de viajes. En el vasto conocimiento que demuestra el autor sobre los temas más variopintos estriba la construcción de un maravilloso relato. Genial.
Sólo puedo dar las gracias a César Pérez Gellida por permitirme disfrutar con tan fascinante historia. A él y a Stieg Larsson les agradezco que, aunque tarde, me hayan hecho descubrir lo apasionante de la novela negra.
Le pido, y creo que hablo en nombre de millones de lectores, que siga haciendo esto. Lo que le gusta. Que cada dislate que aterrice en su mente se torne tinta e inunde el papel. Sus geniales disparates serán nuestras horas de sueño. Queremos más. Hasta saciarnos. Más Augustos, Ramiros, Carapochas y Orestes.
Muchos versos, otras canciones y, si le parece bien, algún que otro trocito de carne.
17/09/14 at 21:58
Muy buenos comentarios. Habra que leerle. (Foto: Berimbaus, instrumento que acompaña la capoeira.) Date: Wed, 17 Sep 2014 18:30:26 +0000 To: jagh360@hotmail.com
20/10/14 at 18:54
Hola Óscar. Quiero seguir disfrutando de tus artículos. Cambia en tu agenda mi dirección de correo: ccivieta@gmail.com Un abrazo
16/04/20 at 16:04
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