La bandera no fue capaz de aplacar la “emergencia social”. La fuerza de la rojigualda no llegó para salvar España. No. Hacen falta algo más que alharacas patrióticas y altisonantes cabezazos de hombría. Se requieren otras estrategias para convencer a una sociedad que algunos dieron por demasiado tonta.
Lo de Andalucía despertó, lo de Catalunya no funcionó. Las mujeres avivaron la calle y lo de robar volvió a perjudicar. Serpentear por las cloacas dio alas al muerto y cabalgar fusil en mano alcanzó lo que alcanzó. Acercarse a ciertas posturas que desdeñas con vehemencia cuando compartes mesa en Europa tampoco fue buena decisión.
Se la creía muy feliz el trío de las derechas. Estimaron que era fácil replicar lo de allí abajo. Se olvidaron de que la urgencia está en el paro, en la violencia machista, en la vivienda, en los sueldos, en el Mediterráneo… Se creyeron que Sánchez era el enemigo público, que había un acongoje generalizado por verle en el sillón. Pero no era urgente su desahucio.
«Amigo de etarras con las manos manchadas»… No valió el ataque desmesurado y falaz. No se compraron en la calle las mentiras. No se aceptó la oferta. La “alta traición” de Sánchez fue inane táctica para convencer, la “alta tradición” de la tauromaquia se quedó fuera del Parlamento.
Y atemperó su caída el exánime por mor de las investigaciones, los móviles robados y las cámaras hackeadas. El silencio no sirvió para cambiar la realidad. Ni la policía patriótica logró tapar a Inda y los suyos, a pesar de la callada de muchos medios de comunicación que harían bien en repensar su profesión.
¿Y ahora qué? ¿Cuatro años más de okupación? ¿O pesarán las urnas? España ya habló. ¿La respetarán los patriotas?
8/11/19 at 19:42
[…] derecha entre los jóvenes de 18 a 25 años. Catalunya y la plana, absurda, facilona y peligrosa política de banderas también ha […]
8/11/20 at 11:15
[…] que facilitan el despido con quien toma medidas para evitarlos. Poco tienen que ver aquellos que miden su patriotismo en metros de bandera, con los que ansían una España sin […]